Today I am showing to you an amazing work made by Emili Brugalla, considered one of the greatest masters of the last century.
Look at this spine:
This gilding has been made with gold leaf. Handmade, obviously. To make this gilding, the master had to put the pallet in the very same spot many times, probably five or six, everytime with a new layer of gold leaf.
Take a look at the letters forming the author's name: so thin, so precise, so perfect.
This is not a single pallet: it's a composition of many pallets. Imagine you had to put each pallet in the exact spot; now imagine you had to put this pallet five or six times. Now remember this composition is repeated five times in the spine. And I that I've seen it personally can say that there is not a single mistake in any of them. They all look perfect, identic, it's amazing.
The edges are gilded. Look at the detail of the wheel on the very borders of the covers.
Look at these handmade headbands, they are perfect!
The inside of the covers is also gilded. Also,in this image you can see Brugalla's signature and the year this artwork was done: 1959.
I really feel lucky of having seen and touched this wonder.
I hope you l iked it too.
lunes, 24 de marzo de 2014
jueves, 13 de marzo de 2014
Una encuadernación de Emili Brugalla
Hoy les voy a presentar una encuadernación que fue hecha por el maestro Emili Brugalla.
Vean este lomo:
Este dorado está hecho con hoja de oro. Obviamente, es a mano. Para hacer este tipo de dorado, el maestro tuvo que poner el florón en el mismo lugar repetidas veces, quizá cinco o seis.
Vean la finura en las letras que hacen el nombre del autor.
Esto no es un sólo florón: es una composición de distintos florones. Imagínense tener que poner cada florón en el lugar exacto; ahora imagínense tener que poner cada florón cinco o seis veces. Ahora recuerden que esta composición se repite cinco veces en el lomo. Y yo que lo he visto en persona, puedo decir que no hay error en ninguno de ellos. Todos se ven perfectos, iguales, es increíble.
Los cantos están dorados. Fíjense en el detalle de pasarle una rueda finísima al canto de las tapas.
Cabezadas hechas a mano, ¡faltaría más! Y perfectas.
El interior de las tapas también fue dorado. Además, en esta imagen se ve la firma de Brugalla y el año en el que fue realizada esta obra de arte: 1959.
De verdad que me siento afortunada de haber podido ver esta maravilla y haber podido tocarla. Espero que les haya gustado.
Vean este lomo:
Este dorado está hecho con hoja de oro. Obviamente, es a mano. Para hacer este tipo de dorado, el maestro tuvo que poner el florón en el mismo lugar repetidas veces, quizá cinco o seis.
Vean la finura en las letras que hacen el nombre del autor.
Esto no es un sólo florón: es una composición de distintos florones. Imagínense tener que poner cada florón en el lugar exacto; ahora imagínense tener que poner cada florón cinco o seis veces. Ahora recuerden que esta composición se repite cinco veces en el lomo. Y yo que lo he visto en persona, puedo decir que no hay error en ninguno de ellos. Todos se ven perfectos, iguales, es increíble.
Los cantos están dorados. Fíjense en el detalle de pasarle una rueda finísima al canto de las tapas.
Cabezadas hechas a mano, ¡faltaría más! Y perfectas.
El interior de las tapas también fue dorado. Además, en esta imagen se ve la firma de Brugalla y el año en el que fue realizada esta obra de arte: 1959.
De verdad que me siento afortunada de haber podido ver esta maravilla y haber podido tocarla. Espero que les haya gustado.
sábado, 1 de marzo de 2014
Máquinas de un taller de encuadernación
¿Qué máquinas se utilizan en un taller de encuadernación?
Para el propósito de este artículo he seleccionado las máquinas de mayor
tamaño: una cizalla, una guillotina, una prensa de cajos, una prensa de
percusión y una doradora. Todas las máquinas de las fotografías pertenecen al
taller de encuadernación L’art de relligar, ubicado en la ciudad de Girona.
A simple vista puede parecer que una cizalla y una
guillotina sirven para lo mismo. Pero no. Tienen funciones muy distintas y el
uso que recibe una puede echar a perder la otra y viceversa. La cizalla se
utiliza para cortar cartón y papel, cuando son hojas sueltas. Si la usamos para
cortar el cuerpo del libro en pocos días la cizalla no nos cortará bien. Una
buena cizalla no tendrá propiamente una cuchilla, sino que cortará con su
propio peso y, por lo tanto, el hierro que corta será prácticamente plano, con
una ligera inclinación. Para que se entienda mejor, al “cuchillo” de una
cizalla le podemos pasar el dedo sin miedo a cortarnos.
En cambio, la guillotina es usada para cortar el cuerpo del libro,
habitualmente una vez éste ya está cosido. Si usáramos la guillotina para
cortar el cartón, la cuchilla perdería el filo enseguida, ya que el cartón está
lleno de impurezas. A diferencia de la cizalla, nunca le pasaremos el dedo a la
cuchilla de la guillotina, ya que ésta tiene que estar muy afilada.
Las prensas de cajos se utilizan para sujetar el cuerpo del libro y
trabajar con él. Esto incluye serrar las hojas, tintar los cortes, sacar el
cajo, etc. En esta fotografía se aprecia una prensa de cajos de madera. Es la
que habitualmente se encuentra. Sin embargo, también les quería mostrar esta
prensa de cajos de hierro, muy poco frecuente y difícil de encontrar. Además,
esta prensa incluye un pedal para sostener el libro y tener las manos libres
para poder girar el volante de hierro, con el que se dejará firmemente apretado
para poder continuar trabajando.
La prensa de percusión se utiliza para prensar los
cuadernillos para que queden bien doblados, así como prensar todo aquello que
queramos asegurar que quede bien pegado. Se llama de percusión porque el mismo
volante que se utiliza para abrir y cerrar la prensa tiene un pequeño recorrido
que permite “dar golpes” cuando nuestra fuerza ya no puede para apretar aún más
la prensa.
La doradora se utiliza para dorar los títulos o imágenes
que podemos encontrar en las portadas de los libros. Tradicionalmente se
utilizaban los hierros, pero muchas veces éstos se reservan para los lomos de
los libros. Las doradoras tienen una placa que se puede sacar y en la que
dispondremos las letras (llamadas tipos) o
las imágenes que vayamos a dorar. Una vez colocada esta placa, prendemos la
máquina y decidimos a qué temperatura la pondremos. Ésta dependerá del material
a dorar; no es lo mismo usar tela que usar piel o usar napa (un tipo de piel).
Cuando la máquina nos indica que ha llegado a la temperatura, colocaremos las
tapas del libro y bajaremos la palanca un instante (demasiado calor puede
estropear el dibujo). La placa bajará y presionará el libro. Si sólo fuera eso,
nos quedaría un gofrado (si fuera piel) o un bajorrelieve en otros materiales.
En medio de la placa y el libro pondremos una película dorada (u de otro
color). Cuando soltemos la palanca, ya habremos dorado el libro. En esta imagen
se pueden apreciar a la derecha de la doradora numerosos hierros para dorar o
gofrar a mano.
¿Qué tan imprescindibles son estas máquinas en un taller
de encuadernación? Todo depende de la comodidad y rapidez con que se quiera
trabajar, aunque también de los resultados que queramos obtener. La cizalla nos
permite trabajar con más rapidez que si usáramos el cúter, permite un corte
recto (por lo tanto, más pulido) y nos asegura un ángulo recto. La guillotina
nos da unos cortes de cabeza, frente y pie limpios y pulidos que de otra manera
no podríamos obtener[1]. Para
la prensa de cajos se puede utilizar un burro o una mordaza de dos husillos,
aunque es posible que no trabajemos con tanta comodidad. La prensa de percusión
no se puede realmente sustituir. Podemos usar un montón de enciclopedias, pero
la presión nunca será equiparable. Finalmente, como he dicho, la doradora puede
ser sustituida por los hierros, pero éstos requieren de práctica y el riesgo a
que no salgan bien siempre es mayor que con el uso de la doradora. Además
conllevan más tiempo. Así pues, se puede trabajar si todas estas máquinas, sí.
Pero los resultados no serán los mismos.
[1] Más tradicional que la
guillotina es el ingenio. Sin embargo, he considerado por su dimensión y su
precio que equivale a una guillotina y, más que un sustituto, es un
equivalente. No lo he incluido en este artículo porque, aunque lo conozco,
nunca he visto ni utilizado uno y no estoy realmente familiarizada con él.
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